Por segundo año consecutivo, Iturbero Trail nos hizo vivir una gran mañana de trail running, rodeados en primer lugar por una excelente organización, un montón de voluntarios y maravillosos corredores y corredoras que quisieron disfrutar de una carrera de montaña de menos de 11 kilómetros. Aunque 'cortita' en comparación con otras, la prueba ofreció bastante dureza en una única subida de 550+. Esto es lo que nos hizo reunirnos el pasado 17 de noviembre en Lumbier.
Con varios días de antelación, la organización pudo anunciar eso de 'DORSALES AGOTADOS'. 200 participantes, el cupo máximo, 50 más que el año pasado en la primera edición, y con personas en lista de espera. Ya sabéis, si el año que viene queréis participar en esta carrera, tendréis que estar atentos y ser rápidos para conseguir un dorsal.
Tocó madrugar para el desplazamiento. Me acompañó la familia para pasar el día por allí y aprovechar la tarde para explorar algunos de los preciosos rincones de la zona, como las foces de Lumbier o de Arbayún, o incluso visitar Javier y su castillo. Lástima que todos habían pasado el virus durante la semana y llegaron al mediodía sin fuerzas, así que no quedó más remedio que posponer las excursiones para otro día.
Nada más llegar a Lumbier, mi familia ejerció de ayudantes y, en un momentito, la megafonía ya estaba lista y funcionando. Para entonces, Xabi, Bittor y compañía ya tenían todo preparado, con un arco de meta precioso, personalizado, coqueto y con un gran cencerro en el centro, que más de uno y de una no dejó de hacer sonar durante toda la mañana.
La Plaza de los Fueros de Lumbier también estaba decorada para la ocasión, con lonas de los patrocinadores, el podio ya montado y una mesa de premios completa y completísima. Y es que, además de las txapelas de los campeones y las enormes cestas de productos locales para los tres primeros, en la mesa destacaba 'la zoca', un trofeo en forma de cepa que se entrega al participante menos rápido. Este trofeo debe ser guardado durante un año, llevado al año siguiente a la carrera, y el ganador está invitado a participar en la edición siguiente. También había más cestas con productos de la zona, ya que la II Iturbero Trail sirvió para poner el broche final a la Copa de Cross-Trail Ekialde 2024.
Para que no faltara ambiente, a lo largo de la calle Mayor también se estaban montando los puestos del mercadillo, con diez puestos de diferentes artesanías, tanto de la localidad como de las cercanías.
Desde bien temprano, querían cuidarme como lo hacen habitualmente. 'Alex, ¿te hemos dado ya el bocadillo?' 'No, pero no os preocupéis, hasta que no empiece la carrera absoluta no hace falta.' 'Pues toma, quédatelo ya, recién hecho.' Claro, cómo negarse, pero bien es cierto que lo guardamos, ya que se iban a disputar las carreras infantiles y no era cuestión de estar con el bocata en la mano.
Dimos los aplausos pertinentes a las personas que nos habían reunido en la fresquita mañana del domingo, y ¡venga, a por esas carreras infantiles! Son tan queridas por lo bien que se lo pasan y lo mucho que disfrutan los peques, los padres, las madres y todo el público en general. No voy a negar que, de vez en cuando, se escapan algún lloro y alguna mala cara, pero son los menos o, luego, se les pasa, sobre todo si les dan un bollito y un zumo en meta como premio.
Tras la disputa de la última carrera, tuvimos casi 20 minutos para hacer la previa de lo que iba a ser la Iturbero Trail, una carrera que se recuperó el año pasado tras varios años de parón. Desde entonces, cuenta con un recorrido de trail, a diferencia del Cross de Iturbero que se realizaba antes de la pandemia por las calles de la localidad.
A medida que se acercaba la hora de la salida y veía lo que se iba acumulando en las primeras filas de participantes, me parecía realmente increíble. ¡Nivelazo el que consiguió reunir esta prueba! Un gran trabajo previo.
Tras una cuenta atrás, animados por el público que llenaba las vallas de la calle Mayor, lanzamos a estos jabatos y jabatas hacia la Sierra de Leyre, pero en esta ocasión, con destino a conquistar Romastaca, el punto más alto de la prueba. Antes de eso, debían pasar por la fábrica de Argal, abierta para la ocasión, y vencer casi todo el desnivel positivo en una única subida. El resto del desnivel lo superaban en los últimos 100 metros de carrera... jajajaja. ¡Menuda subida la del abrigo o la del frontón, como se conoce en Lumbier! Eso sí, llena de gente, aplausos y trikitixas para llevar a los corredores en volandas hasta la línea de meta.
Mientras esperábamos, sacamos el bocadillo y aquí llegó la anécdota de la mañana. Un vecino de Lumbier se me acercó y me dijo que me faltaba lo mejor para acompañar ese bocadillo: 'Te falta un buen vaso de vino.' 'Hombre, no estaría mal, pero estamos trabajando.' 'Ahora mismo te voy a traer uno.' Pues en eso quedó la cosa. Le dije que no era necesario y, en menos de tres minutos, el señor se presentó con una copa de vino. Había que apreciarlo, deportistas, qué se le va a hacer. También desde uno de los puestos del mercadillo nos regalaron una pastilla de jabón casero, así que la mañana iba estupendamente.
La carrera se disputó rápidamente, como se preveía, gracias al nivel de los participantes que tomaron la salida. Se rebajaron ambas marcas establecidas en 2023, y los corredores que lograron hacerlo y se llevaron la victoria en esta segunda edición fueron Ion Sola y Ane Elzaurdia.
A todos los participantes les esperaba en meta un gran avituallamiento, pero lo mejor vino tras la carrera, con el lunch que la organización ofreció. Había buen embutido, tortillas, queso con membrillo, chocolate... y bien de bebida. Vamos, como para irte de allí ya bien comido.
Se entregaron los premios, que ya hemos destacado: unas enormes cestas con productos locales. Además, se otorgó el premio al Campeonato Ekialde, formado por las carreras de Burgui, Liédena, Ezkaroz y Lumbier, donde Yelko Pardiñas se llevó otra gran cesta con productos de las cuatro localidades, y Nerea Martínez también se llevó la suya.
Nos faltaba entregar la 'ZOCA', que, como mencionamos anteriormente, se otorga al corredor o corredora menos rápido. Por último, se realizaron sorteos de vales para la hostelería de Lumbier, destinados a varios participantes, y otro vale para un restaurante específico de la localidad, sorteado entre los voluntarios y voluntarias de la prueba. También, mención especial a dos chavalillos que colaboraron con las bicicletas en la carrera.
El plan familiar para la tarde se estaba viniendo abajo, así que aprovechamos la ralladica de sol que daba en las escaleras de la plaza para comernos un bocadillo. De ahí, vuelta a casa con la satisfacción de haber disfrutado muchísimo de la carrera y sabiendo que la gente también había disfrutado de la bonita atmósfera que se genera en torno a la prueba. Público, corredores y personal de la organización congeniaron muy bien, ¡así que fue maravilloso!
El año que viene, si todo va bien, nos volvemos a ver; ¡está ya firmado!
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