Deportistas... un dorsal... madre mía. Desde el 3 de diciembre de 2023, en la maratón de Valencia, donde conseguí mi mejor marca con 2:58:00, no me ponía un dorsal. Ahora que me pongo a escribir esta crónica, me doy cuenta de que tengo pendiente la crónica del Cross de Santa Úrsula de hace dos semanas.
C'est la vie. Un año 2024 para olvidar por una parte y para recordar por otra. Menuda lección de vida estamos aprendiendo. Pues eso, que a ver si se va despejando un poco el camino y nos permite centrarnos más en todos los aspectos, para que no se nos olvide publicar nada.
El fin de semana no pintaba nada bien en cuanto a meteorología. A pesar de haber vivido un viernes festivo casi primaveral, el sábado cambió por completo y, ya el domingo, amanecimos con frío, aire y lluvia... climatología ideal para disfrutar de una carrera popular.
Nos habíamos comprometido y había que ir. Fuera esa pereza que nos viene persiguiendo durante varios meses. Venga, Alex, a Tafalla a por el Cross de las Peñas. A hacer bulto, porque guerra íbamos a dar poca. Es fácil ir a una carrera cuando uno está en forma y sabe que va a hacer buena marca, pero salir desde casa sabiendo que va a tocar sufrir, pues no motiva tanto.
Desde el coche, que lo aparcamos en la estación de tren, hasta la plaza, sentimos lo que nos iba a deparar la mañana: lluvia, frío y un aire que no nos dejaba avanzar. Cogimos el dorsal en el mercado y, bueno, allí algo cambió la situación, ya que estaban muchos de los amigos del CAD Tafalla, con toda la ilusión por su carrera, y eso había que compensárselo, ya que frente al tiempo no podíamos hacer nada y seguro que ellos habían preparado su evento con toda la ilusión.
En la fila de entrega de dorsales, muchas caras conocidas se sorprendían por no verme con el micrófono. Al igual que yo, se habían desacostumbrado de verme de corto. Mientras retirábamos el dorsal y nos tomábamos un café charlando con otros corredores, se estaban disputando las carreras infantiles en el Paseo Padre Calatayud. No las pudimos ver porque nos estábamos resguardando del frío, sinceramente.
Nos juntamos para calentar con los falcesinos que iban a disputar la carrera: Asier, David y Iosu. La verdad es que yo calenté poco. Foto de postureo, saludos, hablar con los jueces de la Federación Navarra de Atletismo sobre el 10K en ruta de Falces (16 de marzo), que vamos a homologar, por cierto, algún que otro saludo y más fotos... se nos pasó el tiempo de calentamiento.
Salida multitudinaria, como siempre, en Tafalla. El plan era ir con mi primo Asier, él mucho más fuerte que yo en estos momentos. Yo tratando de convencerle de que estaba muy flojo. Pero bueno, al lío, que ya estábamos corriendo en zigzag, adelantando a varias personas desde la salida. Aquí tuve que frenarlo un poco, ya que la carrera de Tafalla, en su primer kilómetro y medio hasta el Alto de Santa Lucía, va picando hacia arriba y no te das cuenta porque estás fresco. Pero es que la carrera tiene varias subidas a lo largo de sus ocho kilómetros.
Ya llegamos a la segunda subida. Habíamos salido completamente a los cultivos de Tafalla y estábamos totalmente expuestos. La lluvia nos pegaba en la cara, junto al fuerte viento, y os aseguro que picaba y dolía.
Yo no iba nada cómodo corriendo. Sabía que iba totalmente fuera de punto. Intentaba hacérselo ver a mi primo, pero él seguía tirando. Tramo de hierba, tramo de camino, tramo de asfalto, una combinación de todo tipo de terrenos. A la altura del kilómetro 6, ya no daban más de sí las piernas. Fue en ese momento cuando bajé el ritmo, porque sabía que aún nos quedaban un par de repechos dentro del casco urbano.
Llegamos a la parte con más animación de la carrera: la calle San Isidro, donde se acumula bastante gente en su parte alta, ya que es cuesta arriba. Tanta es la gente que hay allí que te hacen un pasillo prácticamente para pasar en fila de uno. Y si encima está el hijo de Carmen apuntando con su cámara, pues como para no poner buena cara, ¿verdad?
Seguido, entramos en la Calle Mayor de Tafalla, otra zona con mucha animación y en la que el adoquín mojado no ayudaba mucho a correr. Diría que prácticamente la carrera estaba hecha, así que era momento de disfrutar un poco de los últimos metros antes de la entrada por los arcos de la Plaza de Tafalla, donde también se acumulaba bastante gente.
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