Y llegó el último día del año. 31 de diciembre, San Silvestre, según el calendario. Y como ya es tradición, toca despedir el año corriendo. Nosotros, desde hace ya 4 años, lo despedimos animando a las personas que corren. No nos importa en absoluto porque nos lo pasamos genial con el micro en la mano.
Por tercer año consecutivo contamos con la confianza del Ayuntamiento de Mélida para animar su San Silvestre. Este año cumplía su edición número 14 y como novedad traía un cambio de ubicación. Antiguamente, tanto la salida como la llegada se hacía en la carretera, pero este año se pasó a la zona del Edificio Socio- Cultural de la localidad.
Por primer año tocó montar también la megafonía y como si de oca a oca se tratase, porque a la tarde nos íbamos a locutar la San Silvestre de Lerín, mi incondicional familia me echó una mano con toda la logística y de paso participaban en la prueba.
A primera hora los organizadores y voluntarias ya estaba por la zona. Eran inscripciones presenciales, así que nuestras referencias eras por la experiencia cogida en años anteriores. De años atrás, sabíamos que era una San Silvestre muy familiar, con mucha participación local y que siempre, un corredor u otro de nivel caía por allí.
Poco a poco se iba llenando la zona del parque y veíamos sobre todo a los más pequeños coger su dorsal para no perderse la carrera. También los adultos iban retirando su dorsal y además, veíamos algún que otro disfraz, así que no éramos los únicos que llevábamos algún complemento festivo.
A las 11:30 arrancamos con las carreras infantiles. A medida que aumentábamos la edad, lógicamente también la distancia, pero todas las pruebas se desarrollaron alrededor del parque, así que para el público en general estaba muy bien, ya que nos permitía ver el desarrollo de la prueba.
Tras la última de las carreras de categorías inferiores, lanzamos la prueba absoluta. 4.500 metros que al cambiar la zona de salida y llegada, también se modificaba algo el recorrido. Los participantes debían dar 2 vueltas al recorrido para completar la distancia de la prueba.
En categoría masculina se llevó la prueba Javier Tejero, que repetía triunfo tras el conseguido en 2022. En la prueba femenina, una chavalilla, Paula, que ya había corrido primero en su categoría cadete, creo recordar, se hizo también con la prueba absoluta.
Lo mejor estaba por llegar. Una vez acabada la premiación correspondiente, empezamos con los sorteos. Quizás, mucho más importantes que la prueba en si y con mayor expectación que la carrera. Hasta la fecha, cuentan con muchísmos colaboradores para la prueba y los sorteos son grandes lotes de cestas, vinos y jamones, entre otros premios, así que estos regalos son de los de aprovechar, de los de sacarlos en una comida o una cena y disfrutarlos.
También, otro de los puntazos de la prueba es el almuerzo popular a base de txistorra que ofrece la organización, así que os podéis imaginar el buen olor que hay en la zona.
Nosotros no pudimos saborear dicho almuerzo, ya que el tiempo se nos estaba echando encima, debíamos desmontar toda nuestra megafonía y trasladarnos a la localidad de Lerín para cubrir del mismo modo, locutar y megafonía, la San Silvestre de la localidad de Tierra Estella, así que una vez desmontado todo, con la música a otra parte.
Gracias Mélida, una vez más, por la acogida y esperemos que el año que viene nos sigamos viendo y podamos arrastrar participantes que además de correr, puedan llevarse un buen lote de productos o un buen rato con bocata de txistorra en la mano.
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