Cuando una persona tiene claro lo que quiere conseguir, como quiere que sea su prueba ideal, que le gustaría ofrecer al participante, te lo cuenta, te lo propone, notas las ganas y la ilusión que tiene, notas como te transmite ese sentimiento de hacer una carrera por y para el duatleta y además, te dice y te propone que quiere que seas tu la persona indicada para dinamizar el evento, ¿es o no es como para estarle eternamente agradecido?
Pues ésto me pasó hace ya unos cuantos meses. Juantxo, ideólogo de la prueba, máximo responsable del evento, eso sí, con el respaldo y el gran apoyo del Club Rioja Triatlón, de la localidad entera de Ábalos y de San Vicente de la Sonsierra y de patrocinadores como Bodega Sonsierra, Federación Riojana de Triatlón, Gobierno de La Rioja, SDI Digital Group o los más de 20 colaboradores, me propuso estar en la III edición del Duatlón San Vicente de la Sonsierra "Trofeo Bodegas Sonsierra" el pasado domingo 3 de marzo.
Ya había tenido la gran suerte de trabajar con el Club Triatlón Rioja el pasado verano en el Triatlón del Rasillo. Fue una gozada a pesar del gran diluvio que nos calló aquella tarde. Desde entonces, ya tenía el 3 de marzo reservado y guardado en mi calendario de locución de eventos.
Las últimas semanas previas al evento fueron de continuas conversaciones con Juantxo. Él tenía claro lo que quería y yo tenía claro lo que debía ofrecerles. Las dudas me entraron en el madrugón que me tenía que dar ese domingo para estar en la localidad riojana de San Vicente, así que sin pensarlo mucho y queriendo estar acompañado de mi familia, el sábado a media mañana marchamos hacia la comarca de la Sonsierra, comarca situada a los pies de la Sierra de Cantabria.
El Restaurante- Hotel Casa Marisa de San Asensio fue nuestro lugar elegido para pasar una noche. Al llegar, la Señora Marisa salió a recibirnos como si nos conociese de toda la vida. Primero comimos. De lujo, por cierto y después un poquito de descanso en la habitación.
A media tarde, aprovechando que ahora alarga un poquito más el día, nos acercamos hasta San Vicente para recorrer sus calles y para ver tanto su Puente Medieval, frontera del paso por el Ebro entre Castilla y Navarra, como su castillo del que quedan bastantes restos y que bien merece la pena acercarse a visitarlo.
En lo alto del castillo coincidimos con duatletas que estaban reconociendo parte del recorrido que harían a la mañana siguiente, lo cual es un gusto compartir ya esos momentos, esas conversaciones y desearles mucha, muchísima suerte.
De 18:00 a 20:00 se repartían los dorsales en la Bodega Sonsierra, así que nos acercamos para allí a ver que se cocía. Lógicamente, miembros de la organización estaban de lado a lado ultimando preparativos. Participantes venidos de toda la geografía nacional también estaban por allí, que al igual que yo no quisieron dejar el madrugón para el día siguiente. Aprovechamos también para entrar en la tienda de la bodega y conocer mejor sus vinos.
Vuelta a San Asensio para hacer noche. Apenas 11 kilómetros de distancia entre ambas localidades. Cena y a descansar, que las 6:00 iban a dar muy pronto.
"Vamos al lío, Alex!!!" fue lo primero que pensé al sonar el despertador. A las 7:00, estábamos desayunando en el Bar Acuario de San Vicente y para las 7:30 empezamos a montar nuestra megafonía en la Plaza del Ayuntamiento de San Vicente.
Voluntarios y voluntarias no faltaban por allí, así que entre unos y otro nos fueron echando una mano para dejar todo apañado en muy poquito tiempo. Era pronto y a pesar de tener a medio pueblo allí colaborando, no era cuestión de empezar a dar voces desde las 8:00 de la mañana, así que esperamos hasta pasadas las 8:30 para dar la información previa al evento.
Con el corte protocolario de la cinta por parte del Consejero de Cultura, Turismo, Deporte y Juventud de la Rioja, los alcaldes de Ábalos y San Vicente y el presidente de la Federación Riojana de Triatlón, dimos paso a los dos o tres minutos previos a la prueba donde había que motivar, cargar de adrenalina, darle el último impulso a los duatletas que se iban a enfrentar a las 10 kilómetros de carrera a pie, 51 kilómetros de bicicleta y nuevamente 10,5 kilómetros de carrera a pie con la subida a lo alto del castillo en los kilómetros finales de la prueba. Que momento más bonito para narrar.
Cuenta atrás, bocinazo y a correr. Tras darles la salida, íbamos a tener un pequeño descanso, ya que la carrera a pie no veíamos y la transición nos pillaba a unos 500 metros, así que para quitarnos un poquito el frio nos resguardamos en una cafetería para tomarnos de nuevo otro café calentito.
Apenas 35 minutos tardaron los primeros clasificados en completar el recorrido, así que a través de la aplicación de Inmeta, encargados del cronometraje, dimos las primeras informaciones.
Una vez montados en la bicicleta, el recorrido constaba de 3 vueltas, que aquí si que iban a pasar a escasos 75 metros de donde estábamos ubicados, así que nos colocamos allí para animarles en los pasos intermedios hasta que miembros de la organización y jueces de la Federación Riojana de Triatlón nos dieron indicaciones de que el primer clasificado estaba subiendo al castillo.
Aunque lo he resumido muy, mucho, ese periodo de pasos intermedios, ánimos, entrevistas, duró un par de horas.
Fuimos preparando la llegada en la Plaza y tal y como habían pasado la T2 (transición 2 de bicileta a carrera a pie), el jovencísimo Aimar Murua se llevó la victoria de la III edición de este durisimo duatlón de media distancia. En categoría femenina, Esther Rodríguez hizo lo propio. Ella con más ventaja respecto a sus perseguidoras y sin tener que hacer remontada como si lo hizo Aimar.
Había que estar también muy pendientes de la llegada de los riojanos, ya que se estaba disputando también el Campeonato de la Rioja de Duatlón de Media distancia. Aquí tuvimos que tirar de la ayuda y colaboración de los organizadores para que nos lo indicasen.
Pues desde las 2h35' que empleó Aimar, hasta las 4h8' del participante que cerró la carrera, estuvimos recibiendo participantes con un montón de historias y sueños por cumplir, pero sobre todo por comunicar.
Faltaba la premiación. Como tónica general de la mañana, la lluvia intermitente nos hizo resguardarnos varias veces para no calarnos mucho. La lluvia no quiso perderse tampoco la entrega de premios y nos hizo cambiar de ubicación. Fue sólo una "tomadura de pelo", ya que una vez cambiadas las mesas con todos los trofeos a los bajos del ayuntamiento, el sol hizo su presencia, así que nuevamente sacamos a la fachada del Ayuntamiento el podium.
Premio a los más rápidos. Reconocimiento a los riojanos y riojanas también más rápidos. Palabras emotivas del organizador y agradecimientos a todo el mundo que hizo posible una nueva edición del duatlón, no sólo de San Vicente, sino de toda la comarca de la Sonsierra.
Tras recoger todo el material de la plaza y dejarlo bien cargado para el próximo evento, faltaba la parte fundamental para mantener el "buenrollismo" entre voluntarios, organización, colaboradores, participantes... una comida. ¿Qué es un gran evento sin una comida final? Pues eso. Allí mismo, en uno de los salones multiusos de la Casa de la Villa nos juntamos gran cantidad de gente con patatas con carne de por medio para seguir saboreando el éxito de esta edición.
Tras un poquito de sobremesa y una larga despedida de los muchos amigos y amigas que dejamos allí, tocaba regresar a nuestra localidad después de un gran fin de semana laboral, deportivo, cultural, social, gastronómico y divertido. Sobre todo, divertido.
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