jueves, 30 de junio de 2022

CRÓNICA TRIKUTRAIL ETXARRI ARANATZ "DESDE DENTRO"

Brutal. Esa sensación de ayudar, es BRUTAL. No se si has tenido la oportunidad de hacerlo, no se si has hecho alguna carrera ayudando a llevar el ritmo a alguien. No se si has hecho alguna carrera asesorando con tu experiencia a algún amigo o amiga. ¿Y a ti? ¿Alguien te ayudó o te aconsejó en tus primeros kilómetros con dorsal? ¿Hiciste alguna carrera acompañado de alguien cuando te iniciaste en el fantástico mundo del "running"? Si es que sí, me alegro. Si es que no, experiméntalo.

Me tengo que remontar casi a finales de abril, principios de mayo, cuando mi primo Asier empezó con el gusanillo de hacer un trail de montaña. Unas pocas conversaciones, unos pocos consejos y ver que carreras había por Navarra y que nos cuadrasen fechas, kilómetros, desnivel, etc... para ponernos un objetivo. Desde el principio salió Trikutrail, en Etxarri Aranatz. La cosa se enfrió, puesto que él jugaba a fútbol y aún le quedaba temporada por delante, pero bueno, había interés.

Principios de junio y con la temporada futbolística ya finiquitada, retomamos conversaciones. Había ganas y había interés por su parte. Bien que el fútbol nada tiene que ver con el trail, pero bueno, no partíamos de 0, así que tras convencerle ya del objetivo y pautar 4 semanas específicas de entrenamiento para la prueba, pero sobre todo, marcarnos el objetivo de "terminar su primer trail", se puso/nos pusimos manos a la obra.




Hace dos semanas, yo cumplía mi objetivo personal. Maratón de montaña TOLOSALDEKO 3 TONTORRAK, pero bien merecía la pena alargar 2 semanicas más los entrenamientos para acabar, ahora sí en TRIKUTRAIL. La semana posterior a la maratón, descanso casi total con 2 días de natación por medio y una escapada a Montejurra para que Asier hiciese 1.000 metros positivos. Además nos acompañó otro gran amigo que también debutará en la distancia esta misma semana.

Con la tarea hecha, nos presentamos el domingo, 26 de junio en el Camping de Etxarri Aranatz. Por delante, 21 kilómetros y 1.400 metros de desnivel positivo. No era ninguna broma para un debut y los nervios, las incertidumbres y la inexperiencia, se notaba. Me recordaba y mucho a mis inicios.




Hicimos lo normal de los momentos previos a las carreras. Coger el dorsal y la bolsa del corredor con gafas de sol incluidas en el pack, cambiarnos de ropa, coger todo lo necesario y dejar lo que no nos hacía falta en la consigna de la prueba. Revisamos por enésima vez el perfil. Saludamos al Speaker, Iñaki Mozo, beasaindarra con el que tengo un bonito recuerdo de como nos conocimos. Saludamos también a mis tíos (padres de Asier) que se habían desplazado hasta el lugar. Calentamos 10' de carrera continua y a la salida. He de decir que el recorrido transcurre por numerosos dólmenes. Si se pasa o se ven por el recorrido eso ya no lo se. Desde luego que en carrera, yo no me fijé en ninguno. 






250 inscritos. Seguramente, menos en la línea de salida. 3, 2, 1, cohete y a correr...... De inicio, salida por asfalto, casi un kilómetro en el que había que ir reteniendo la velocidad. Ritmo por debajo de 5' cuando de normal, no era esa su velocidad. Así que con mucha calma y explicándole el porqué de no salir tan rápido, fuimos dejando pasar a mucha gente.

La primera subida era sencilla. Pista ancha. Aquí costaba hacerle ver que en tramos con poca pendiente debíamos también caminar. Además, su pulso era muy alto. Más fruto de los nervios y de la tensión que del ritmo. Así que había que bajarlo. Uno de mis consejos aquí fue que se fijase en dónde iban los de adelante nuestra. No los de 10 metros, sino los de 60-80. Nosotros teníamos poco pendiente, pero los de adelante ya habían subido un repechazo, ¿de que nos servía en ese tramo correr? "Guarda toda esta energía para el último tercio de la prueba, Asier". 

El primer avituallamiento lo pasamos de largo. Borda Autzentze. Íbamos provisto de agua. La hidratación y la alimentación también la llevábamos muy marcada. Nos quedaba seguir subiendo antes de un bonito descenso, un tramo de bosque precioso y una zona más complicada porque casi teníamos que ir de medio lago salvando algún que otro patinazo hasta llegar a Lizarrusti.

Era el kilómetro 10, más o menos. Cargamos bidones. Saludamos a sus padres que les había dado tiempo de ir con el coche hasta ese punto, al igual que a muchas otras personas, porque estaban las laderas repletas de gente. Otro de los consejos en este punto fue que teníamos que llegar "enteros". Casi sin habernos cansado lo más mínimo. Habíamos completado la mitad de la carrera y una sola ascensión. Nos quedaba la otra mitad y dos ascensiones más, incluso más duras que la primera.

Nada más salir del avituallamiento, ya estábamos subiendo. En este caso, siguiendo la GR-12. Creo recordar, que aquí fuimos un tramo con un corredor de Etxarri y nos iba hablando un poco sobre el recorrido. Se agradecía toda la información posible. 




A medida que íbamos cogiendo altura, entrábamos en zonas de niebla y la verdad es que llegamos a pasar hasta frio. La carrera estaba muy rota y apenas veíamos corredores. Poquito a poco, ascendimos hasta Txarandigorri para lanzarnos a por el segundo de los descensos. Al principio muy bien, pero al final más técnico, más roto, así que con más cuidado. 

Parada en el avituallamiento, recarga de bidones y "aurrera beti" soltó mi primo. Sabíamos que teníamos la última subida. "Asier, ponte detrás mío y no te separes. Vamos a ir a ritmo constante caminando y a por ello. Es la última". Poco a poco íbamos adelantando gente en la subida. Eso, quieras que no, te da moral. Era esa la fuerza que le pedía que guardase en los primeros kilómetros para sacarla ahora.

En plena subida, Eider, falcesina y amiga de Asier y Jon Zabalegui, corredor que habitualmente está con dorsal, estaban viendo la carrera. También esperando a su amigo para darle ánimos en su debut y acompañarnos unos kilómetros hasta la meta. Hicimos el ascenso rápido. Siempre andando, pero muy ligeros. En la cima, vaso de agua y a "darle"..... Teníamos una bajada de casi 4 kilómetros a meta. "Ahora es cuando hay que apretar. Eso sí, concentrado en la bajada porque las piernas ya van muy justas". Hicimos una bajada rapidísima. En un tramo de pista nos sorprendimos por el ritmo que llevábamos. El tramo final, era precioso. Eider y Jon ya nos estaban acompañando, además de dejarnos vídeos y fotos para el recuerdo. Era la Senda de los Robles Milenarios. Era la senda, en la que debíamos disfrutar porque la carrera estaba más que hecha. Vimos el cartelón de un kilómetro y nuestro ritmo era inferior a 4:30. El chaval iba como una moto. "Hala, que ya se oye al speaker, Asier"..... 



Saludico a Rodrigo antes de entrar al camping, que esta vez estaba de voluntario y aquí ya vimos la recta final. Caravanas a ambos lados, bungalows, zona vallada y alfombra azul. "Asier, baja el ritmo y disfruta de la llegada. Choca las manos a la gente y DISFRÚTALO CAMPEÓN". Pelos de punta al recordarlo.




Paramos el crono en 2h26'35. Posiciones 73 y 74. Sin duda alguna, este tiempo y esta posición se nos olvidará. Tendremos que tirar de hemeroteca y archivos para recordarla el día de mañana. Lo que estoy muy seguro de que no se nos va a olvidar será el cómo y el por qué de la carrera. Salir juntos. Llegar juntos. Correr juntos. Transmitirle la experiencia y los consejos como en su día, un buen amigo, hizo conmigo.

Tras la ducha. Disfrutamos del avituallamiento de meta. De los masajes no quisimos hacer uso, pero se agradece y de la piscina tampoco, fría tenía que estar un rato. Lo que si que aprovechamos fue a alargar nuestra estancia allí con un refresco y con más corredores y comiendo en el restaurante del camping con Jon y Eider.

Otra más para contar y esta si que tiene una historia muy especial. Enorme Tato. Enorme Asier. Por más carreras juntos.   




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