martes, 20 de junio de 2023

CRÓNICA CARRERA SOLIDARIA DE ZIORDIA "DESDE DENTRO"

Hay carreras que las sigues, las escuchas, oyes hablar de ellas y piensas, algún día tengo que ir a conocerla "desde dentro". Esto me pasaba con la Carrera Solidaria de Ziordia desde hacía ya unos cuanto años.

Por unas circunstancias u otras, por diferentes razones, hasta la fecha nos había coincidido con algo para poder acercarnos a la última localidad Navarra de la Sakana antes de pasar a la provincia de Álava. Una carrera SOLIDARIA, en mayúsculas. Solidaria con varias asociaciones de enfermedades, casi todas ellas, muy poco comunes, de las consideradas raras o incluso ultra raras por los poquitos casos que se dan en el mundo.

Seguía a esta prueba mucho por redes sociales, seguía también mucho al motor de la prueba, Jose Ramón Ramírez y sigo y mucho a la asociación Aurrera Markelekin, una familia de Urnieta cuyo hijo tiene una de esas enfermedades. 




Este año tocaba. Ya no podíamos esperar más para participar y además íbamos a tener el fin de semana libre de micrófono, con lo cual, había que acercarse hasta Ziordia para correr los 6,8 kilómetros más solidarios jamás vistos. Fue el sábado por la tarde y acudí con mi hijo mayor.

Nos habíamos pre- inscrito previamente en la página de la carrera https://ziordirunningtaldea.com/ , pero no habíamos pagado nada. La inscripción era aportar 4 kilos de comida para el comedor social Paris 365. Yo aporté mi parte correspondiente y mi hijo la suya, puesto que él también iba a participar.

Nada más llegar vimos el buen ambiente que se iba a preparar con numerosos grupos en su mayoría portando camisetas de las diferentes asociaciones dando visibilidad a las mismas. Yo portaba la mía de Aurrera Markelekin y ahí estaba toda esa gran familia de Markel, incluido él, echando una mano repartiendo bolsas, inscribiendo nuevos participantes, vendiendo boletos y merchandising. Saludamos a todos y nos recordaron que en nada nos vamos a ver por Falces. Pues genial. Os esperamos a todos.

Conocimos entonces a Jose Ramón. Por ahí estaba danzando de lado a lado, con una sonrisa más grande que el frontón de Ziordia en el que nos encontrábamos. Imagino que con los nervios por dentro de que todo saliese bien, pero más que contento una vez más de lo que se estaba cociendo ya por la localidad de poco más de 300 habitantes.

Dejamos la pedazo bolsa del corredor en el coche, en la que se incluía además de varios alimentos, una camiseta de regalo con un sorteo previo de Alberto Munárriz, jugador de waterpolo español que disputó los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 (7º) y de Tokio 2020 (4º). Detallazo.





A las 17:00 era la hora de inicio de las carreras infantiles. También, no se si programado o no, comenzó a caer una intensa lluvia, que a la postre, no nos dejó ya en toda la tarde. Estuvimos aguantando ahí el chaparrón cobijados bajo el saliente de las casas donde estaba el arco de meta y tras la carrera del peque con sus tres vuelticas a la manzana nos fuimos rápidamente a resguardarnos de nuevo al frontón donde éste aprovechó para montarse en el hinchable que había allí colocado para los más peques.

Teníamos por delante casi media hora de espera para la disputa de nuestra carrera. La marcha de 2,4 kilómetros se retrasó también para hacer una única salida conjunta con los corredores y a las 18:00 en punto nos dieron la salida tras las fotos de las diferentes asociaciones representadas. Ilusión al ver a mi ídolo de las carreras populares, Maxi Velilla, de 67 años que cada fin de semana corre una carrera, incluso dos, acompañado de la también vecina de San Adrián, Verónica.




Queríamos darnos un buen calentón. Apenas llevaba dos semanas entrenando después del parón, así que nos colocamos en puestos delanteros para la salida. Iban a ser 6,8 kilómetros en un circuito de 2,4 kilómetros cada vuelta. Un recorrido mitad urbano, mitad por camino rural con una pequeña subida. 

Nada más salir, un grupito de 6 personas por delante mía que a todos no conocía, pero a varios sí, en el cual yo ahí no pintaba nada... jijijijij, así que desde el inicio me dejé caer hacia atrás para no pagar ningún esfuerzo en balde. En seguida salimos del pueblo y vi cual era la cuesta que había que subir. Reducimos marcha, fuimos poco a poco cogiendo ritmo y ahí estaba, aguantando toda la lluvia también Josetxo Imbuluzqueta, cámara de fotos en mano, apuntándonos para hacer otro gran reportaje para Diario de Navarra. No nos faltó en ese "falso llano" un chico con un megáfono dándonos todos los ánimos posibles.

Para el kilómetro 2, ya tenía cogida la posición. Por delante no podía seguir el ritmo del que tenía y por detrás, otro chico con el que había compartido prácticamente el primer kilómetro y medio, se estaba descolgando, así que a hacer la carrerita sólo. Completamos la primera vuelta, pasando por un bonito parque, pero que no íbamos a aprovecharlo después con el hijo, ya que estaba jarreando a mares y atravesamos el arco de salida donde se agolpaba la mayor cantidad de familiares y amigos animando.





Era bonito correr con tanta lluvia y con tanta humedad. Bonito también como los vecinos del pueblo estaban en las puertas de sus casas asomados dándote ánimos y como otros espectadores también te gritaban, bueno más que a mí, a "ese corredor de Aurrera Markelekin, aupa Markelekin, Aupa Markel". Yo me venía arriba, me sacaban esa sonrisa y me acordaba de porque estábamos allí.

Completamos las tres vueltas. Buscamos a mi hijo entre la multitud y nos fuimos los dos trotando suavico en busca del gran Markel y su equipazo para poder hacer con ellos los últimos metros de la prueba. "Has quedado 7º de chicos, papá y 8º si contamos a la chica que ha llegado delante tuya", me dijo el peque. "Genial, me he divertido muchísimo, he corrido todo lo que he podido y ahora ha disfrutar de correr con Markel".

Les vimos aparecer. Nos cambió la cara a todos. Nos unimos a su grupito y enseguida, Iñaki, tuvo el detallazo de dejarle a Unai empujar el carrito de Markel. Eso si que es una gran experiencia. Fueron apenas 500 metros, pero suficientes para volver a sentir la alegría que transmite este campeón cada vez que porta un dorsal en su silleta.

Sin mucho tiempo de espera porque íbamos calados de arriba a abajo, nos cambiamos la ropa completamente para ponernos sequitos y poder seguir compartiendo la tarde con amigos y conocidos. Se oía hablar y mucho de la merienda. Del lunch en el frontón. Pues ya nos acercamos, ya. Nos os podría decir la cantidad de comida que hubo allí para dar y regalar, pero las bandejas de tortilla de patata, txistorra, panceta, morcilla... entraban por el frontón a pares. Además de otros muchos aperitivos y bebidas.





Ya no es la comida en si, sino la reunión de la gente alrededor de la comida. El poder charlar, reír, revivir la carrera, contar cual será la siguiente, promocionar la nuestra, etc, etc, etc. Dieron los premios y solicitaron manos inocentes para sacar los 52 premios del Sorteo Aurrera Markelekin con la venta previa de boletos en los que se recaudaron 5.583€. No tuvimos suerte esta vez con los premios.

Tocaba despedirse. Tocaba darle las gracias y la enhorabuena a Jose Ramón por el trato recibido y por la currada que se había pegado para conseguir todo lo que había conseguido. También tocó despedirse de la gran familia de Markel y de la localidad de Ziordia.

Como siempre, el resultado y el tiempo de la carrera se nos olvidará. Lo que jamás podremos olvidar será la colección de grandes instantes que pudimos coleccionar en otra bonita jornada de atletismo popular.

Según leído en el reportaje de Josetxo, se recaudaron en total 1000 kilos de comida para diferentes proyectos solidarios. Se ayudó y colaboró también con asociaciones como Fundación Dravet y fundación Española de Síndrome de Rett y todos nuestro kilómetros se destinaron a KMSxELA, así que además de correr, pusimos nuestro granito de arena a estas asociaciones.

Ya sabéis, 2024, tenéis una cita solidaria en Ziordia. 



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