jueves, 15 de mayo de 2025

CRÓNICA RABIOSA RACE MARCILLA "DESDE EL MICRO"

La primera edición: mucho frío. La segunda: mucho calor. Y la tercera… mucha lluvia.
Una edición épica, sin duda. La recordaremos por la cantidad de agua que cayó, sí, pero sobre todo por lo bien que lo pasamos. La gente supo darle la vuelta a la situación y disfrutar al máximo, demostrando que ni el mal tiempo puede con el espíritu de la Rabiosa Race.

Además, gracias a la lluvia tuvimos la oportunidad de conocer el salón de actos del Castillo de Marcilla, donde celebramos la entrega de premios. De no haber llovido, quizá nunca habríamos contado que una edición de la Rabiosa Race entregó sus premios en un lugar tan especial.

Esto ocurrió el pasado sábado 10 de mayo en Marcilla, durante la celebración de la III edición de la Rabiosa Race, que contó con la participación de 800 personas. La prueba se desarrolló sobre un recorrido de aproximadamente 6 kilómetros, con 30 obstáculos —tanto naturales como artificiales— que los participantes tuvieron que superar.



Tras el éxito de las ediciones anteriores, Marcilla celebró una nueva edición de su carrera de obstáculos. Para mí, siempre es un lujo y un placer poder poner voz y animación a este evento tan cerca de casa, rodeado de tanta gente conocida y con el gran ambiente que se respira en las carreras de obstáculos.

En los días previos y a primera hora del sábado, se respiraban nervios e incertidumbre por lo que podía depararnos el temporal. Daban lluvia, y mucha. La cuestión era esperar a qué hora aparecería la nube que descargaría un buen puñado de litros por metro cuadrado.

A primera hora de la mañana, mientras montábamos toda la zona de salida/meta, la megafonía, etc., el tiempo nos respetó. ¡Gracias! Hubo un momento en que empezó a llover, pero sin mucha fuerza. De hecho, se veía el sol. Aquello pareció más una prueba para quienes no estaban muy convencidos de participar; con esas pocas gotas, seguro que más de uno decidió perderse la carrera. No lo puedo asegurar, pero estoy casi convencido de que alguien lo pensó... y lo hizo.



A las 10:00, puntuales como siempre, y tras el briefing de Edu, se dio la salida a la tanda élite. Ya se había avisado previamente de que, mientras no hubiese tormenta eléctrica, el evento seguiría adelante. Esta tanda reunía a los y las participantes que iban a competir seriamente, tanto en categoría masculina como femenina, bajo la normativa OSO (Obligatorio Superar Obstáculo). Es decir, podían intentar cada obstáculo tantas veces como fuera necesario antes de perder la única pulsera que se les había entregado al inicio.

La segunda tanda también era competitiva, pero en este caso correspondía al Desafío Empresas, una competición organizada por Progesport que incluye numerosas pruebas a lo largo de toda la primavera y abarca actividades muy diversas. Empresas, ¡Tranquilas! Les hicimos un buen calentamiento previo para evitar lesiones en carrera.

A partir de ahí, dimos otras 11 salidas más, cada 10 minutos. Es increíble lo bien que nos lo pasamos, y lo bien que nos hacen pasar. La predisposición y colaboración de la gran mayoría de participantes hace que cada salida sea única y especial. Se agradece mucho ese buen rollo en este tipo de carreras.



Lo complicado llegó en la última tanda, la de las 12:00, cuando ya llevábamos dos horas dando salidas. Habíamos visto ganar la Rabiosa Race a Juan José Castro en categoría masculina y a Carla Filloy en categoría femenina, ambos superando todos los obstáculos y conquistando la traca final en los fosos del Castillo. Fue entonces cuando comenzó a llover, y parecía que iba a ser una lluvia intensa y prolongada. La AEMET nos lo había advertido cada vez que consultábamos el parte meteorológico.

Aguantamos un rato más con la animación y la información, pero por delante solo pasaban “pajaricos” empapados de agua, preguntando —por favor— por la txistorra los más animados, y por las duchas quienes más frío tenían. Por suerte, de fondo teníamos a la txaranga que, de porche en porche de cada bar, ponía un poco de alegría a la mañana.

En previsión de que la tormenta no iba a parar, desde la organización se decidió entregar los premios en el Salón de Actos del Castillo de Marcilla. Algo que, como comenté allí mismo, de no haber sido por la lluvia, no tendríamos el recuerdo de haber entregado los premios en el interior del Castillo.



La mañana no dio más de sí. Solo quedaba agradecer una vez más a las personas que confiaron en nosotros para cubrir el evento como speaker, y aprovechar para conversar con el personal del ayuntamiento y agradecerles su confianza.

Ojalá nos veamos en una cuarta edición de la Rabiosa Race en Marcilla.

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